Retos sociales

Para mejorar la vida de las personas y construir un futuro más justo, es necesario afrontar una serie de retos que afectan a toda la sociedad. Solo así podremos asegurar buenas condiciones de vida tanto hoy como para las próximas generaciones. Se dividen en 3 grandes bloques:

Desigualdad

La desigualdad aparece cuando la riqueza se reparte de forma muy diferente entre personas o países, y esta brecha cada vez es mayor. Afecta directamente a la educación, la salud, el empleo, la vivienda, el acceso a la tecnología y también a factores como el género o la discapacidad.

Reto: avanzar hacia un mundo con menos diferencias y donde todas las personas tengan las mismas oportunidades.

Retos demográficos

Tendencias actuales:

Población en aumento: vivimos más años y mejor, pero eso implica más consumo de recursos y más residuos.
Crecimiento desigual: en países pobres sigue creciendo mucho la población por falta de planificación familiar; en países ricos ocurre lo contrario, hay muy pocos nacimientos y la población envejece.
Envejecimiento: cada vez hay más personas mayores y esto exige más recursos, cuidados y atención sanitaria.

Reto: gestionar estos cambios de manera equilibrada.

Migraciones

Muchas personas se ven obligadas a dejar su país por falta de oportunidades, conflictos o desastres naturales. Al llegar a otro lugar suelen encontrarse con barreras para acceder a vivienda, trabajo, educación o sanidad, además de sufrir discriminación. Mientras tanto, los países de origen pierden población joven y preparada.

Reto: facilitar la integración en los países de destino y reducir el impacto en los países de origen.

Concentración urbana

Cada vez más gente vive en grandes ciudades, lo que aumenta la demanda de recursos y provoca congestión, contaminación y pobreza en barrios vulnerables. A la vez, muchas zonas rurales se quedan vacías.

Reto: crear ciudades más sostenibles y equilibrar el territorio.

Retos de salud y alimentación

A medida que crece la población, aumentan los problemas para acceder a agua potable y a alimentos de calidad. Además, la contaminación, la destrucción de ecosistemas y las desigualdades en el acceso a la sanidad favorecen la aparición y expansión de nuevas enfermedades.